Como iniciarse en la caza de perdiz con reclamo

Solamente en Andalucía, la caza de perdiz con reclamo mueve alrededor de 40.000 aficionados. Se trata de una de las modalidades de caza más tradicionales que existen en este territorio, por lo que es extraño que aquellos que se han criado viendo las jaulas en sus casas nos e hayan aficionado a ello movidos por la curiosidad y que hayan quedado enganchado irremediablemente.

Y, aunque es una modalidad que cuenta con muchos detractores, también cuenta con muchos admiradores. Y es que la caza de perdiz con reclamo es una de las más bellas que existen en España, siendo además una de las que menos  perjudica a las poblaciones naturales o sembradas de perdices. Además, los aficionados a esta modalidad suelen ser muy respetuosos.

La cuestión es que iniciarse en la caza de perdiz con reclamo no es tarea sencilla. Exige la formación de un binomio cazador-reclamo donde se forjan lazos de admiración y fidelidad a los que crean algunos equipos de cazadores con sus perros. Y es que los reclamos de perdiz requieren de cuidados todo el años y formar un jaulero donde haya buenos pájaros en distintos celos, lo que implica un trabajo de años. Un buen aficionado a la perdiz con reclamo siempre dispondrá de ejemplares de distintas edades, producto de las diferentes selecciones que hay ido realizando en cada temporada. Siendo el mínimo de 2 y el máximo de 10.

¿Qué cuidados necesitan los reclamos de perdiz?

Hay que tener en cuenta que la caza de perdiz con reclamo requiere de tiempo y dedicación a los pájaros en lo que respecta a sus cuidados y a su preparación, dándoles baños de agua y tierra en el momento adecuado, controlando la longitud de los picos poniendo a su alcance las piedras necesarios para contener su crecimiento y enseñándoles cómo deben comportarse al ser soltados en distintos ambientes en los meses previos a la caza, ya sea en casa o al aire libre.

Pero además, es muy importante cuidar también el rendimiento de nuestros pájaros, que debe hacerse con esmero a diario, atendiendo y controlando tanto sus deposiciones como que el plumaje no se caiga. Debes saber que las perdices tienen tres tipos de plumas: las remeras, situadas en las alas y necesarias para volar; las timoneras, situadas en la cola y que sirven para guiar el vuelo; y las coberteras, que cubren casi todo el cuerpo, especialmente el cuello, la cabeza y la pechuga.

En la medida de lo posible, los terrenos deben situarse a la intemperie, entre sol y sombra, de manera que puedan empezar su pelecho al aumentar la temperatura del ambiente. Aunque después de la temporada de caza, todos deseamos introducir a nuestros reclamos en la jaula, lo cierto es que es importante que se liberen de la caspilla que suele crearse en el plumaje debido a que todavía no ha terminado el pelecho, por lo que es necesario que permanezca unos días más en los terrenos hasta que estén completamente limpios de estos restos. Debemos asegurarnos de que el reclamo está totalmente pelechado al sacarlo del terreno. De lo contrario, no responderá correctamente en el momento del celo.

Es precisamente todo esto lo que nos dará unos machos lustrosos, con un aspecto envidiable y, en consecuencia, muchas satisfacciones. Y es que pocas aficiones pueden resultar tan gratificantes como el enseñar o descubrir a un nuevo pájaro en nuestro jaulero.

Separar los reclamos

Por otro lado, en el propio terreno de la caza, la mano del hombre también juega un papel clave, ya que los primeros tiros deben hacerse con mucha cautela, de manera que los cantos no formen parte principal y única de cada puesto. Y es que no debemos olvidar que en la variedad se encuentra el éxito del puesto y esto, además de llevarlo dentro, es necesario potenciarlo.

Es preferible empezar de una manera pausada rodando los pájaros con puestos cortos para que vayan metiéndose en faena, especialmente los nuevos. Rápidamente, en un par de incursiones de verdad, podremos ver lo que van dando de sí para poder separar los que valen de los que no valen. De esta forma, podremos apartar en un jaulero a aquellos cuyo silencio es demasiado repetitivo ante el canto de las del campo. Y es que el hecho de no querer cantar como signo de cortesía ante sus congéneres es señal de que no es un buen reclamo.

Comportamiento de los reclamos de perdiz

Por otro lado hay que tener en cuenta que no todas las perdices tienen el mismo comportamiento y que cada coto es completamente diferente. En aquellos lugares de monte cerrado se les oirá poco y muchas veces vendrán de vuelo, descolgándose de las riscas emitiendo el característico sonido «picho-picho», que hace enmudecer todos los sonidos del campo, oyendo mientras aguardamos el batir de las alas cuando pasa sobre nuestra cabeza buscando un lugar para posarse. Un momento de tensión y silencio que termina con la música y recibo de nuestro reclamo, que contempla la frenética carrera de su oponente hacia su repostero.

Por el contrario, en las zonas de monte más despejadas, podemos encontrarnos con una agradable sorpresa de tener una pareja a menos de 100 metros de donde hemos colocado nuestro puesto, y cuando menos lo esperemos la tendremos en plaza. Eso sí, para que esto ocurra, debe haber habido diálogo y lucha. Incluso, aunque en algunas ocasiones parezca que entran de callada, lo cierto es que podemos no haberlo oído por la interferencia del viento o porque nuestra agudeza auditiva ha sido incapaz de percibirlo.

 

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