Después del calor, llegan los meses de otoño y, con ello, la época de celo del venado o berrea, una de las experiencias más emocionantes de las que podemos vivir en la naturaleza y que en España puede disfrutarse en las zonas de los Montes de Toledo, Cabañeros, Doñana, Sierra Morena, Sierra de San Pedro y El Pardo.
Tiene lugar entre mediados de septiembre y mediados de octubre cuando se acerca la noche. Es entonces cuando podremos ser testigos de los ensordecedores gritos con los que los ciervos machos intentan marcar su territorio y llamar la atención de las hembras. Un momento único en el que podemos contemplar de cerca a los grandes machos en su hábitat salvaje, pelando con sus cornamentas para lograr sus objetivos.
El ciervo es uno de los animales más fascinantes de los que podemos encontrar en los montes de la geografía española. En verano pierden la cornamenta y tarda en recuperarla unos cuatro meses, en septiembre u octubre, que es cuando se produce la berrea. Conforme el animal va avanzando en edad, su cornamenta es cada vez mayor, alcanzando sus máximas dimensiones a los seis años.
Por lo general, es un animal que busca los bosques frondosos y que, normalmente, vive en grupo para poder defenderse de sus enemigos con mayor facilidad, de modo que si el grupo es acosado por cualquier amenaza, las hembras la percibirán y serán las primeras en huir, seguidas después de los machos.
¿Cómo se produce la berrea?
Cuando se inicia la época de celo, los machos acuden rápidamente para intentar aparearse con ellas en el momento adecuado. Si la hembra ovula y no es copulada por ningún macho, comenzará un nuevo ciclo ovárico y podría quedar cubierta posteriormente. Para lograr estar en el lugar y en el momento oportunos, el macho debe estar lo más cerca posible de las hembras o defender su pequeña parcela de territorio que entiende como propia, donde esperará la llegada de las hembras. La elección de la zona es muy importante. Un macho inteligente se decantará por zonas estratégicas de tránsito o donde haya mucho alimento.
El momento decisivo de la berrea se produce cuando aparece otro macho que quiere hacerse con el harén o con el territorio ocupado por el primer, que obviamente no cederá y comenzará una violenta lucha para defenderse pero sin llegar a herirse de gravedad, sino que es más bien una demostración de fuerza sin que la finalidad sea dañarlo. Lo que no quita que, en algunas ocasiones, puedan quedar enganchados por los cuernos y que se los rompan o que terminen muriendo al no poder separarse.
El ganador de la batalla es el que conseguirá permanecer, perpetuando los genes de los ejemplares más fuertes. Al llegar la noche, podremos oír el grito desafiante del berrido, simulando el mugido de las vacas, lo que sirve al ciervo para marcar su territorio y atraer a las hembras.
Consejos para la caza en la berrea
Sin duda, la berrea es uno de los métodos de caza más complejos. Un método selectivo que requiere un gran conocimiento del ejemplar y del terreno por parte del cazador, lo que lo convierte en una experiencia única. Sin embargo, desde el punto de vista técnico, no entraña grandes dificultades. Se trata de un rececho en el que solamente es necesario echarse al monte al anochecer o al amanecer cuando es posible oír los berridos para localizar al ciervo y acercarnos para intentar abatirlo.
La dificultad la marca principalmente el tipo de terreno en el que nos vamos a mover. Hay que tener en cuenta que estaremos a mediados de septiembre, por lo que el monte estará muy seco después del verano, por lo que es sumamente complicado moverse sin hacer ruido.
Por eso, el buen cazador de berrea es aquel que es capaz de desplazarse sin ser detectado, con cuidado y aprovechando los fuertes berridos de los machos cuando hay que realizar movimientos más complejos. En este sentido, las paradas tienen que ser, obligatoriamente, muy numerosas, ya que son indispensables para identificar correctamente el terreno y averiguar de dónde proceden los berridos. Además, es recomendable buscar un sitio elevado en una ladera y situarse de espaldas al sol para visualizar a los venados con facilidad.
En lo que respecta al disparo, hay que tener en cuenta que, generalmente, apuntaremos al animal cuando esté parado y sin que se haya percatado de nuestra presencia. Es aconsejable acercarse lo máximo posible para tener más posibilidades de éxito en el tiro. Es importante no dejarse llevar por la emoción y templar los nervios para evitar errores. Comprueba que estás apuntando bien, que el arma no tiembla en tus manos y aprieta el gatillo de manera lenta y suave.
En cuanto al arma, se trata de algo muy personal. Lo ideal es escoger aquella con la que nos sintamos más cómodos y seguros, aunque es aconsejable decantarse por un rifle automático o de cerrojo, que deberá estar muy bien calibrado para que sea más fiable en el disparo. Los calibres valdrán casi todos desde el 270 hasta el 7 mm. Además, se recomiendan los proyectiles de menor peso dentro del calibre del que dispongamos, lo que contribuirá a incrementar la velocidad.