¿Sabías que el ruido de un único disparo puede producir daños irreparables en tus oídos? Pero demás, estar expuesto constantemente a los disparos puede dar lugar a una pérdida progresiva de audición acumulativa e irreversible. Debido a ello, los cazadores tienen cuatro veces más posibilidades que el resto de la población de sufrir sordera. La pérdida puede ser instantánea o aparecer con el tiempo.
Según un estudio llevado a cabo por la empresa 3M Peltor, titulado «La sordera del cazador», donde se analizaban los hábitos de protección auditiva de los cazadores en nuestro país, aunque más de la mitad de los cazadores son conscientes de la relación que existe entre el ruido de los disparos y la pérdida de audición, el 67% no usa protectores de oído para cazar. Por eso, no es casualidad que la mayor parte de los cazadores terminen sufriendo sordera tarde o temprano como consecuencia de no usar protectores auditivos.
¿Por qué son tan importantes los protectores de oído para la caza?
La caza y el tiro son actividades de alto riesgo para nuestros oídos, ya que están expuestos a presiones sonoras superiores a los 110 decibelios, sobrepasando el umbral del dolor y causando daños irreversibles. De hecho, el límite aconsejable para evitar daños en el oído es de 85 decibelios y los disparos pueden llegar incluso a alcanzar los 150 decibelios. Las denotaciones de armas de fuego cerca de nuestros oídos pueden dañar las células cilíadas y provocar lesiones permanentes. Hay que tener en cuenta que una vez que se pierde el oído, no se vuelve a recuperar.
Según la American Speech-Language Hearing Association (ASHA, Asociación estadounidense del lenguaje de signos), basta con un único impacto auditivo de este tipo para sufrir sordera crónica. Y es que el oído interno puede acabar muy dañado.
Por eso, es muy importante usar protectores de oídos. Y, aunque los cazadores se preocupan mucho por ir muy bien equipados adquiriendo ropa adecuada, portaescopetas, linternas, armas, cuchillos y munición, muchas veces olvida lo importante que es protegerse los oídos. Actualmente, son muy pocos los que usan algún tipo de protección durante la actividad.
Algunos de ellos señalan que les resulta incómodo tenerlos puestos a la hora de apuntar, mientras que otros dicen que no los llevan porque les hace sudar en exceso o porque no se sienten cómodos con la imagen que dan ante los otros cazadores. Y lo más curioso, hay quienes afirman que no los llevan porque les parecen caro, cuando la realidad es que la caza no es un deporte barato y donde se debe escatimar menos precisamente es en la protección de nuestra salud. Es más, ahorrarnos este pequeño gasto en comparación con las consecuencias que puede traernos puede salirnos muy caro.
Acúfenos, esos molestos zumbidos crónicos en el oído
La cuestión es que no solamente la pérdida del oído supone una amenaza real para los cazadores, sino que además, el hecho de no llevar protectores de oídos puede tener otras graves consecuencias para la salud, como los acúfenos, otra de las afecciones más frcuentes y que más molestias causa.
También conocidos como tinnitus, los acúfenos son pitidos o zumbidos en el oído. Sonidos que no existen fuera de los oídos y que únicamente son percibidos por la persona afectada. Un síntoma de que la cóclea o el nervio auditivo han sufrido daños. No es una enfermedad en sí, sino una señal de que algo está fallando en nuestro oído, siendo el primer síntoma de la soredera. Si el ruido se prolonga durante más de 3 meses, es importante acudir al otorrinolaringólogo y si persisten después de 6 meses, se vuelven crónicos.
Un ruido que en algunos casos llega a ser tan desagradable que incluso puede afectar a la calidad de vida, especialmente cuando el sonido se escucha de maneta constante, causando problemas para concentrarse y dormir, así como ansiedad, mal humor y un malestar continuo.
Estos sonidos pueden manifestarse en uno o en los dos oídos, aunque también pueden ser percibidos en la cabeza, teniendo la misma intensidad o distinta en cada oído. Por lo general, la mitad de los pacientes lo sufren en un solo oído, siendo el izquierdo el más habitual. Mientras que la otra mitad lo percibe en ambos oídos y en la cabeza al mismo tiempo.
El problema es que los acúfenos no tienen cura. Tan sólo existen algunos tratamientos que pueden aliviar los zumbidos y terapias que ayudan a que los pacientes se acostumbren a ellos y a que dejen de prestarles atención. Con un poco de entrenamiento pueden llegar a pasar desapercibidos.