Aunque, debido a su tamaño y a su reducida potencia, la codorniz no es precisamente una presa que resulte fácil de abatir, sino que requiere de hasta la última habilidad del perro para ponerla a tiro y este nunca podrá hacerlo si está cansado y le falta aire o agua. Esto significa que no podemos esperar tener una jornada de caza extraordinaria si antes no hemos ensayado con nuestros perros. Y, ahora que tenemos claro este punto, vamos a darte algunos consejos para la caza de la codorniz.
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Intenta estar calmado para que el perro no se ponga nervioso
Algunas veces ocurre que somos nosotros quienes aumentamos la tensión del perro, transmitiéndole un gran nerviosismo que termina aflorando en la primera jornada de caza. A veces puede suceder que nos cueste conciliar el sueño en los días previos debido a la emoción y, cuando llega el momento, los nervios nos invaden y queremos hacerlo todo muy rápido e incluso nos ponemos ansiosos si el primer lance no llega pronto.
La cuestión es que los perros no son ajenos a nuestros estados de ánimo. Nos ven y nos comprenden, lo que hace que se contagien de esa tensión, lo que no ayuda en nada a la jornada. Además, si se suma que llevan tiempo sin salir al campo y que son perros pasionales por naturaleza, puede que pasen unas horas hasta que se calmen y enfoquen bien. Por eso, intentar controlar tus nervios y disimular tu emoción.
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Despacito y con prudencia
En la caza, las prisas nunca son buenas. Y en la caza de la codorniz menos aún. Hay que tener en cuenta que la codorniz es un pájaro escurridizo que puede pasar completamente desapercibido en función de los enfoques del viento. Esto es lo que hace que pasemos por una zona incluso varias veces y no seamos capaces de verlas. En estos casos lo mejor es armarse de paciencia y ser muy constantes.
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Donde hay una, suele haber más
No cometas el error de ir a toda velocidad y pasar por alto lugares en los que puedes encontrar un buen número de codornices. Si has encontrado una o dos codornices, puedes estar seguro de que en la zona habrá más, ya que nunca van solas. Eso sí, como ya hemos dicho, es necesario ser muy constantes e ir revisando los rastrojos con calma.
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Lombíos y paja picada
Las mejores tierras para la caza de la codorniz son aquellas en las que se pica la paja y se deja encima del rastrojo, ya que el perro lo tiene más fácil para levantar al pájaro y sufre mucho menos que cuando se mantienen las hileras de paja, cuando los pobres perros acaban agotados y respirando un montón de polvo al intentar meterse debajo.
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Herbazales y perdidos
Es posible encontrar lances más allá de los rastrojos y de sus linderos. Son lugares que suelen reportar una buena cantidad de presas y mucha diversión. Hay que tener en cuenta que la codorniz siempre prioriza el refugio por delante del alimento y este tipo de entornos son muy seguros para ellas. Y lo mismo sucede en las tierras sin sembrar en las que brota vegetación de tonalidades oscuras.
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Zonas sin agua
En cualquier coto de caza siempre hay zonas mejores y peores. Si cuentas con una mínima experiencia, ya sabrás reconocerlas. En la caza de la codorniz, es evidente que aquellas zonas regadas por el agua son las preferidas porque son las que más gustan a estas aves. El problema es que este tipo de lugares terminan concentrando a muchos cazadores. En cambio, nadie quiere ir a zonas sin agua, pero lo cierto es que ahí también hay codornices. Es verdad que la cantidad de ejemplares será menor, pero podrás cazar solo y aprovechar mejor lo que encuentres.
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Páramos al principio y vegas al final
Los páramos suelen contener menos zonas de agua que las vegas. Si vas con perros es importante que pases antes por estas zonas, de modo que cuando se cansen dispongan del agua de las vegas para refrescarse, mitigar el cansancio y mantener sus sentidos despiertos y centrados. Teniendo en cuenta que la jornada empieza muy pronto y será en las horas centrales del día cuando lleguemos a las vegas.
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No te precipites en el disparo y deja que vuelen
La codorniz no es una de las aves más difíciles de disparar. Y es que es posible dejar que levante el vuelo, seguirla, apuntarla sin obstáculos por medio y existe la opción de descargar dos o tres cartuchos de la escopeta. El secreto es no apresurarse y dejar que vuele para calmarnos. De esta manera es más sencillo apuntar y ser precisos. Además, esto nos permite una mejor perspectiva de la posición de los perros y que la codorniz se aleje de ellos, evitando posibles accidentes.