Que los perros ladren es algo completamente normal, ya que es su forma de comunicarse. El problema es cuando lo hace demasiado y molesta a los vecinos, lo que puede conllevar una multa bastante elevada, pero para ello existe el collar antiladridos. No obstante, cuando un perro ladra en exceso, es seguro que hay otras razones de fondo. Por ejemplo, si tu perro no deja de ladrar cuando te marchas, lo más probable es que padezca síndrome de ansiedad por separación, lo que además suele venir acompañado de destrozos de objetos que tenga alrededor. Pero también puede ladrar para llamar la atención, por aburrimiento, frustración, miedo, territorialidad, felicidad o por problemas de salud.
En este sentido, una visita a un etólogo canino puede ayudarte a solucionar problemas de comportamiento trabajando juntos y si el problema persiste, la mejor solución es acudir a un adiestrador canino.
La cuestión es que las sesiones con este tipo de profesionales no son precisamente baratas. Por eso, son muchos los dueños de mascotas que recurren a otros métodos para evitar que su perro ladre, como es el caso del collar antiladridos. Se trata de una herramienta que muchas personas usan para acabar con los molestos ladridos de sus perros. Diseñado como una herramienta de ayuda para el adiestramiento, ofreciendo estímulos disuasorios cada vez que se detecta el ladrido del perro. Los sensores de vibración que se incorporan en él detectan el ladrido y emiten una señal acústica o un estímulo eléctrico y una vibración.
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Sin embargo, muchas personas no saben muy bien cómo funcionan. Cuando muchos se plantean esta opción, es normal que surjan algunas dudas, como si es efectivo, si es seguro para la mascota, si tiene efectos secundarios y qué tipos de collares antiladridos existen. A continuación te lo explicamos todo.
¿Cómo funciona un collar antiladridos?
El collar antiladridos se coloca en el cuello del perro y, en base a las especificaciones del fabricante, podremos regular la intensidad de los estímulos según la frecuencia de los ladridos. Lo normal son 6 voltios, lo que no tiene ningún riesgo para el animal. La idea es que el perro se sienta incómodo y relacione que si ladra, recibirá una descarga eléctrica, de modo que deje de hacerlo.
¿Tiene efectos secundarios?
Al tratarse de un castigo, es probable que el comportamiento del perro se vea afectado de manera negativa, padeciendo problemas de agresividad, estrés, miedo, nerviosismos o ansiedad. Por esta razón, el collar antiladridos nunca debe usarse como una solución, sino como un complemento a un ejercicio de cambio de conducta que vayamos trabajando en el tiempo. De lo contrario, es muy probable que no sea completamente eficaz.
Tipos de collares antiladridos
En el mercado existen actualmente varios tipos de collares antiladridos. El más común es el de descargas eléctricas, ya que se trata del más antiguo. Aunque no entraña ningún riesgo para el animal porque ha sido especialmente diseñado para ello, hay muchos dueños que son reacios a usarlos con sus mascotas y que prefieren elegir de otros tipos.
- Collar antiladridos por descargas eléctricas: este collar cuenta con un mecanismo que se coloca sobre la garganta del perro y que emite pequeños impulsos eléctricos a través de los dientes de metal que están en contacto con el cuello del animal. Por lo general, la intensidad con la que se inician las descargas es muy baja y va aumentando a medida que el perro sigue ladrando. En cualquier caso, nunca hasta niveles que puedan resultar peligrosos.
- Collar de ultrasonidos: este collar cuenta con un mecanismo que mite un sonido muy agudo que, aunque para nosotros es casi imperceptible, para ellos, que tienen el oído más desarrollado que los humanos, resulta muy desagradable. Cuando el collar detecta que el animal está ladrando, vibra y emite este sonido con el fin de disuadirlo. Este tipo de collar es una opción muy popular entre aquellos que no quieren usar el de descargas eléctricas.
- Collar de citronela: el collar antiladridos de citronela cuenta con un mecanismo que se coloca en la garganta del perro y que lanza un chorro de líquido que huele a limón cuando el perro ladra. Para la mayoría de los perros, el olor a limón resulta muy desagradable, por lo que generalmente evita los ladridos.
- Bozal antiladridos: aunque no se trata de un collar, es otro de los métodos que más se utilizan para evitar que el perro ladre y moleste a los vecinos. Se trata de los bozales elásticos que se ajustan al hocico del perro lo suficientemente para que no pueda abrir la boca para ladrar. El único inconveniente es que debe aprender a beber y a comer con el bozal puesto.